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BRC

La norma BRC Food Safety Standard (Seguridad alimentaria) es un estándar para implantar un sistema de seguridad alimentaria desarrollado por la distribución minorista británica , siendo sólo aplicable a compañías fabricantes o envasadoras de productos alimenticios. Es decir, la norma BRC Food Safety sólo puede aplicarse cuando se procesa un producto o cuando existe un peligro de contaminación del producto durante el proceso de envasado primario. No obstante, existen normas complementarias para empresas de embalaje, almacenamiento, transporte y para productos de consumo

Esta norma surgió como necesidad de desarrollar una norma uniforme de calidad y seguridad alimentaria y aunque en un principio se creó para responder a las necesidades de los miembros que operaban en el mercado minorista de Reino Unido, actualmente es un estándar de referencia que se utilizan en todo el mundo, utilizado por más de 20.000 proveedores certificados en más de 90 países.

Los factores que han hecho que se convierta en un estándar de referencia para las empresas alimentarias con entre otros: La demanda de los consumidores de productos alimentarios seguros, el aumento de normativa al respecto, la responsabilidad cada vez mayor de distribuidores, la globalización de suministro de productos.

Los objetivos y beneficios que se obtienen con la implantación de la norma BRC son entre otros, los siguientes:

  • Garantizar la legalidad, seguridad y calidad de los productos fabricados, aumentando la confianza del consumidor.
  • Asegurar la transparencia a lo largo de toda la cadena de suministro de forma que se facilite el suministro de productos seguros acordes a la legislación aplicable y especificaciones particulares del producto.
  • Posibilidad de trabajar con entidades acreditadas bajo un sistema común de evaluación. BRC es un estándar imprescindible para poder vender en grandes cadenas, distribuciones, exportaciones, etc.
  • Reducir costes y tiempo a fabricantes y distribuidores, ya que se establecen herramientas para la prevención y detección de posibles errores a lo largo de la cadena de producción .
  • Mejorar los procesos internos y ,en especial, la detección y control de los riesgos y puntos críticos del proceso productivo.
  • Mejorar la imagen de la empresa en general a disponer de un estándar exigente y conocido a nivel internacional reforzando la confianza de consumidores y por tanto, la competitividad de la organización.
  • Permite acceder a nuevos mercados gracias a su incremento del control de calidad y cumplimiento de requisitos exigibles por la mayoría de los grandes distribuidores.
  • Es una norma fácilmente integrable con otros estándares de seguridad alimentaria ( IFS/ ISO 22.000)

Desde SIÓPTIMA le asesoraremos para implantar el sistema de seguridad alimentaria según el estándar BRC y conseguir la certificación

Este estándar puede ser utilizado por cualquier fabricante que produce materiales de embalaje de todo tipo de productos, desde alimentos hasta productos de consumo. La norma divide a los materiales en dos categorías de riesgo ( contaco directo con el material o no) y cinco áreas de materiales ( vidrio, papel y cartón, metales-latas-productos papel aluminio, plásticos.)

El estándar ha sido diseñado para cubrir todas las actividades que puedan afectar a la seguridad, la calidad y la legalidad de los productos almacenados y distribuidos, y de los servicios contratados adicionales proporcionados por las empresas de almacenamiento y distribución. El estándar no cubre otras necesidades importantes aplicables a la operación de un negocio de almacenamiento y distribución, por ejemplo, de salud y seguridad, las preocupaciones ambientales o cuestiones éticas. La norma comprende la distribución en cualquier punto de la red de distribución de productos aplicables.

Está dirigido a fábricas de embalaje de la mayoría de los bienes de consumo no alimentarios, desde juguetes y textiles hasta cosméticos y televisores. Se excluyen Algunos artículos tales como vitaminas, plantas vivas y los combustibles a granel. La norma divide tres categorías de riesgo en función del tipo de producto y los riesgos potenciales asociados a los mismos.